Profundo agradecimiento a Dios

Estoy profundamente agradecido a Dios por haberles puesto en mi camino. Ellos y ellas me enseñaron algo fundamental: no tenerle miedo al sufrimiento. Puedo decir que, gracias a su lucha y testimonio, hoy vivo con más paz y serenidad cuando algunas heridas se abren y vuelven a sangrar.